julio 23, 2008

Nevando en la Huerta





Domingo, 27 de febrero de 2005.Cabaña. Toda la familia duerme.Son las diez de la mañana. La nieve cae fuera. El suelo y los árboles se van cubriendo de blanco. Hace falta más leña para la estufa. Calma, sosiego. La lechuza del reloj ha cantado. Un petirrojo corretea por el pie de un olivo centenario de la puerta de la cerca. Tal vez piensa que es su última oportunidad de la mañana para comer algo. Ahí está. Todo adquiere sentido. El esfuerzo, el mimo a las plantas, los riegos, los denuedos constantes... Simplemente un petirrojo al pie del olivo mientras la nieve cae y yo tras la ventana, escribiendo, la estufa crepitando por el fuego, mis hijos revolviéndose en la cama, Cecilia paralizada en su sueño de frío en la cabaña de unas montañas modeladas con manos de incrédulos con tantos valores como los frailes antepasados de estas tierras.

(Texto del Cuaderno de la Huerta)

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