Esta tarea es a largo plazo. Son muchos metros de muros a levantar. Poco a poco y con mucho ánimo algún día se habrá hecho y en cualquier caso, ahí quedará tarea para los hijos y nietos.
Estos muros no solo atajan la erosión sino que me permite recuperar la fertilidad de la tierra. EL compostaje resultante del estiércol transformado de las yeguas lo voy aportando a las terrazas. Se desarrolla gran cantidad de hierba que desbrozo, quedando en el suelo para mullirlo o para añadirla al estiércol.
Además los muros son el refugio de variedad de fauna que antes estaba desaparecida. Los reptiles proliferan. Abundantes son las lagartijas aunque también se ven con frecuencia las culebras, los lagartos y multitud de insectos. Para mí sería un gran orgullo que sirviera de hábitat de algunas aves, como el mochuelo, hoy desaparecido en la zona.
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