El monasterio estaba
compuesto por distintas edificaciones.
La iglesia era de
una sola nave, separadas por una reja torneada, de la capilla mayor, en cuyo camarín
se veneraba la imagen titular de Nª Sª de la Esperanza -de esta imagen
hablaremos más tarde, pues es la famosa imagen de la Macarena de Sevilla-.
Dicho camarín existió hasta el año 1973.
La portada principal
estaba en el muro de la epístola, formada por un arco de medio punto, que
todavía se puede ver, sobre el que corre un friso renacentista con diferentes
símbolos, que nos ha podido interpretar y describir Jesús López Román, experto, investigador y escritor de simbologías medievales, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid:
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La esvástica de brazos curvos que representa a Cristo en el arte religioso y
es un símbolo que se ha utilizado en todas las civilizaciones arcaicas. Aquí
se representa en la época medieval. En la India todavía se siguen decorando las
casas y su representación primitiva fue el sol. La religión cristiana, en el fondo, es una
religión solar. El centro es el sol. Lo tenemos hasta en las
custodias actuales, que lo que representan es un sol con sus rayos, con la sagrada
forma en el centro. Cristo sol, lo que hemos visto en los rosetones de las
iglesias góticas y románicas. La de Burgos tiene los doce apóstoles, como el
signo del zodíaco, con doce arquitos. El número doce es un número sagrado, como
el siete, como el tres. Es decir, la esvástica cuatrisquele representa a Cristo
sol. Hay esvásticas de tres brazos. Guenon, al que considero uno de los mejores
simbolistas, es lo que él llama la representación del centro. Dice que hay dos
tipos de simbolismos básicos: el simbolismo axial o del eje, figurándose que la
Tierra está atravesada por un eje y el simbolismo del centro representado por
el punto central de la figura que sea. Ahí representa a Cristo como centro del
mundo y dado que los cuatro rayos de la esvástica parten del centro y vuelven
al centro, en una dirección de ida y vuelta, que significa el alfa y omega, el
principio y fin de todas las cosas, por tanto, la divinidad. Y ese simbolismo
se repite indefinidamente. Los escultores y los canteros dan el latazo con ese
simbolismo. Siempre es lo mismo. Es como la estrella de David, es Cristo.
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La rosa de diez pétalos, que pueden aparecer con seis, con ocho o con diez, es evolucionada. Parecida a esa las tenemos en el
renacimiento en el Parador de Úbeda. Están los triglifos que separan los
metopas y una especie de rosáceas parecidas a esas. Que en realidad es la forma
de la rueda. Es lo mismo, lo mismo de la esvástica. Aparece en Grecia, en Roma,
en todas las civilizaciones y en el románico es una constante. Y es Cristo. En
el románico y el gótico está omnipresente en cualquier iglesia como hexapétala.
En el renacimiento se transforma en rosa en general, con independencia de los
pétalos. Y el significado es el mismo, el símbolo del centro, principio y fin de
todas las cosas.
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Y luego, los dos bucráneos que representan la muerte.
Simbolismo lunar. Lo que da valor del símbolo es la cornamenta, que es la media
luna, que es el símbolo de las aguas, el símbolo femenino. El simbolismo de las
aguas, el de la luna, se asocia siempre al simbolismo de la mujer. El del
hombre es el simbolismo solar. Son los dos elementos que se complementan, tanto
en la naturaleza como en la vida. La luna en el mundo agrícola es fundamental,
de hecho los ciclos lunares son claves a la hora de las siembras. Toda la
agricultura antigua se ha regido por la luna. La actual agricultura biodinámica
está basada en la luna. Rige las mareas del mar y los nacimientos del ser humano se adelantan o
se atrasan en función de la fase de la luna. Fíjense en las culturas antiguas
el conocimiento que se tenía sobre ese tema. Ahora se vive al margen de todo
eso. Al estar los bucráneos o bien era la puerta de un cementerio o como el
tema de la muerte está muy unido a este tipo de órdenes contemplativas donde la
muerte era considerada una liberación para ir al encuentro de Dios, como dicen
los cartujos: “Hermanos, morir hemos de morir. Responde el otro: ya lo
sabemos”. El tema de la muerte está omnipresente en las órdenes de este tipo,
las que tienen el voto del silencio. En el suelo de la iglesia habría
enterramientos.
Encima hay una hornacina con un busto que
puede ser de San Basilio Magno, con luenga barba, el báculo de obispo en la
mano derecha y el monacato en la izquierda, es decir, fundador de conventos, cosa que San Basilio en vida no lo fue y sí San Agustín. Y a San Agustín se le representa así. Por eso no parece a algunos
expertos una fachada renacentista, sino anterior, porque el símbolo helicoidal
de la esvástica de brazos curvos sólo se da en la Edad Media. Es posible que lo que hubiese en la fachada ya lo estuviese
con los agustinos. Es una escultura rural, que no está en piedra, lo
que sorprende. Es más bien un tardorrománico, más bien de los
agustinos que de los basilios. El Renacimiento además llega a las grandes
urbes. Las poblaciones rurales no se distinguen por el Renacimiento. Es un arte
grandioso y requiere muchos medios económicos. Los arcos no son apuntados,
parecen que no son del gótico, por lo que algunos lo sitúan en el tardo-románico.
Es lo más sencillo, no necesitan en estas construcciones pobres de grandes
maestros albañiles de la época. El arco de medio punto es el más sencillo de
hacer, más que el ojival, aquí no habría muchos medios, ni grandes figuras de
la arquitectura, ni dinero…Además nada es de piedra…Todo material pobre.
La nave de la iglesia está cubierta a dos
aguas, y el cuerpo de la capilla mayor, de planta cuadrada, con tejado a cuatro
aguas.
Tenía la iglesia un campanario, que sería una
simple espadaña con cuatro campanas, ya que no hay referencia de torre, ni la sencillez del
edificio y humildad de la Orden lo suscita. Adosada al templo había una
sacristía, y contiguo, el convento o residencia de los frailes con su sala de
capítulos, refectorio, celdas, cocinas y otras dependencias.
En aquel conjunto de edificaciones figuraban
otras destinadas a los gañanes, pastores y demás servidumbre del monasterio.
Había también un molino aceitero de viga, con sus atrojes y tinajas;
cochiqueras, cuadras, apriscos, tinados, corrales para el ganado, un horno de
pan de cocer, graneros, pajares y almacenes para los aperos y para los
productos del campo.
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